Y, un día, la relación que tenías con tu novia o mujer termina. A partir de ese mismo momento te pones a hacer balance de todo lo que has vivido con ella, pensando ¿Qué ha pasado? ¿Por qué ha sucedido esto? ¿No pudimos arreglarlo a tiempo, o simplemente no quisimos? Durante el tiempo posterior a una ruptura de pareja, una serie de emociones y sentimientos afloran en nuestro ser, y tenemos que ser capaces, solas o con ayuda, de poder identificarlos para poder gestionarlos.
Fases después de una ruptura de pareja
Normalmente, el primer estadio que aparece es el shock. Terminar un periodo de tu vida, más o menos largo, pero sí serio, supone un impacto emocional para todas las personas, seas tú quien haya finalizado la relación o la otra parte. Las cosas cambian. Otras, sin embargo, permanecerán inmutables. Pero en un primer momento podemos sentirnos desorientadas, incrédulas, o incluso creer que esto no está sucediendo. Es normal. La duración puede ir desde unos momentos hasta unos pocos días.
Tras esto, muchas personas entran en un estado de negación, de rechazo hacia lo que les está sucediendo. Esta fase suele ser la más problemática, ya que muchas se estancan en ella, pensando que su vida y su relación amorosa puede volver a como era con anterioridad. Aquí es donde más debemos trabajar, puesto que es fundamental saber pasar estas emociones para poder continuar hacia delante.
Aunque esto sea teórico, la pena y la tristeza son los sentimientos más frecuentes en una tercera etapa. En el libro encontrarás consejos para poder sobrellevarlas sin caer en un estilo de vida dañino para ti y para las personas que te rodean, huyendo de analgésicos emocionales que quitan el dolor, pero no sanan.
El cuarto estadio se trata de la culpa. Como la canción: «¿Fuiste tú la culpable, o lo fui yo?«. Gestionar las situaciones de manera sana, sin señalar culpables, sino siendo empáticas y generosas es fundamental para poder cerrar esta etapa.
La rabia también es frecuente que aparezca en este proceso. Una vez que hemos sabido sobrellevar todos los anteriores, puede nacer en nosotras un sentimiento de dolor que, mal canalizado, puede llevar a extenderlo hacia nuestros seres más cercanos, y sobre todo, hacia esa persona que ya no está en nuestras vidas.
La resignación y la despedida nos indican que estamos cerca de conseguir el bienestar y el equilibrio que nos permitirán proseguir con nuestras vidas, especialmente en el plano sentimental.
Finalmente, la reconstrucción es el objetivo final que, con más o menos tiempo, conseguiremos. En el libro «Cómo superar un bollodrama» encontrarás en los capítulos finales un análisis sobre cómo superar una ruptura amorosa y cómo salir fortalecida de ello, porque a veces es mejor «un final con dolor» que un «dolor sin final».